Tras la primera movilización social del domingo 19 de febrero contra una reforma laboral que recorta tan brutalmente los derechos de los trabajadores y en la que diversas Asambleas del 15M estatales acordaron estar presentes nos parece conveniente someter a la consideración de las distintas asambleas, de cara ulteriores movilizaciones, la posibilidad de una postura común pues, desgraciadamente, nos tememos que no ha de ser la última.
En el caso de Valladolid, nuestra asamblea de Laguna considera que hubiese sido deseable que el Movimiento 15M se hubiese hecho visible como tal (por medio de un comunicado, un manifiesto, una pancarta y un lugar específico en la manifestación general) dado que esta protesta afecta a la propia raíz del movimiento y a su esencia social. Sin embargo, quizá una cierta descoordinación entre las distintas asambleas de los pueblos y los barrios u otras razones hicieron que no participásemos como colectivo aunque muchos de nosotros lo hiciésemos a título individual.
Es seguro que los miembros del 15M somos muy críticos con algunos de los sindicatos convocantes de la manifestación. Como en el caso de los partidos políticos mayoritarios la consigna “Que no, que no, que no nos representan” es plenamente vigente. Sin embargo, no puede elegirse un bien entre dos males sin apoyar e inclinar la balanza de uno de ellos: del mal el menos. Quedarnos como movimiento al margen de una protesta contra otra de las conquistas del capitalismo más feroz y antisocial como es el recorte de los derechos de los trabajadores hasta llegar a los límites de la esclavitud no nos parece la mejor de las actitudes. Por otro lado, en la mente de todos está que, con todos sus defectos, las organizaciones sindicales convocantes fueron votadas por 16 millones de trabajadores en las elecciones sindicales de 2011. No hay que olvidar tampoco que los derechos de los trabajadores constituyen una conquista lograda gracias a la lucha de cientos de años en los que la constitución y la presencia de los actuales sindicatos adquirió una relevancia importantísima y de la que nuestro actual bienestar es deudor. Y por último, la actual campaña de desprestigio de las organizaciones sindicales emprendida desde hace tiempo por la extrema derecha con el fin último de abolir los sindicatos (y por ende, los derechos de los trabajadores) nos obligan a extremar la prudencia.
Es obvio que no podemos dar un cheque en blanco a nadie y que tiempo habrá de pedir cuentas, explicaciones y responsabilidades. Ahora bien, debemos ser bien conscientes de qué lado nos colocamos, de a quién beneficia nuestra ausencia o nuestra presencia en futuras movilizaciones. Que nuestro silencio de hoy no se convierta en un lamento o en un grito de horror mañana.
En la Asamblea de Laguna consideramos necesario dar un paso adelante y estar presentes en las movilizaciones que se convoquen frente a las agresiones en derechos laborales, sociales o de libertades, aunque sea como bloque crítico o como masa social contraria a los salvajes recortes que pretende imponernos ese capitalismo feroz y antisocial.